El fenómeno de tener una palabra en la punta de la lengua (o PDL, como
se conoce en el medio científico) ha revelado interesantes hallazgos en
el laboratorio. Así, durante ese estado de intensa sensación de
conocer la palabra, a la cual no se accede, recordamos cierta
información sobre el término buscado.
En muchas ocasiones incluso se recuerdan detalles como el número de
sílabas, la letra inicial y final, y la ubicación del acento principal.
Además, intentamos buscar sinónimos o palabras alternativas como una
estrategia para inferir y pronunciar la palabra. Todo esto demuestra que
el proceso de la recuperación de las palabras no es de todo o
nada, sino que las representaciones fonológicas y semánticas de las
palabras son independientes y se apoyan mutuamente.
Otra
peculiaridad del fenómeno PDL es que ocurre en mayor medida con nombres
propios, seguidos por nombres comunes, y en último lugar están los
verbos y los adjetivos. Los estudiosos del cerebro y la conducta también han determinado que este
fenómeno es común y frecuente, aumentando su incidencia con la edad.
Sin embargo, cuando las exigencias ambientales son elevadas, como
durante los períodos de exámenes para los estudiantes, la frecuencia del
PDL también es alta.
No esta en la punta de la lengua sino en las redes neuronales.
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